domingo, 20 de diciembre de 2015

Práctica 8 y 9: Consejo Escolar.

    En esta práctica hemos realizado una reunión del Consejo Escolar de un centro entre toda la clase con el objetivo de plantear soluciones ante un caso en concreto que estaba sucediendo en nuestro centro.
    Para ello, nos dividimos en diferentes sectores: por un lado, teníamos al equipo directivo del centro, a unos representantes del AMPA entre los que se encontraba un padre de uno de los responsables de la mala conducta, profesorado, entre los que se encontraba la tutora de los alumnos, representante del ayuntamiento de la ciudad y, finalmente, representantes del alumnado de 5º y 6º de Primaria.
    Primeramente, el equipo directivo, en concreto el director, presentó el caso: mal comportamiento, agresiones y robo por parte del alumnado de 5º de Primaria, esto, es contrario a las normas de convivencia además de ser una falta grave.
    Estuvimos cada parte hablando sobre el caso y, después, se hizo un turno de palabra, en  el que se expresó la experiencia de la tutora y demás profesores, de alumnado y demás y así se expusieron también opiniones y se plantearon posibles medidas de actuación.
    Por una parte, el claustro de profesores planteaba la expulsión del niño por su mal comportamiento y agresiones al resto de compañeros, ya que esto constituye una falta muy grave y es una conducta contraria a las normas de convivencia expuestas en la normativa que rige los centros pero, a su vez, que esta expulsión no sirviera de descanso para el niño, sino que trabajara junto a un psicopedagogo su conducta y además, hiciera tareas de clase.
    Por otro lado, la asociación de padres y madres consideró que el niño no debía ser expulsado sino que trabajara por el psicólogo del centro para mejorar actitud, pero sin ser expulsado.
Tras otro turno de palabra dónde se expusieron más opiniones como la de los alumnos de 6º que propusieron ayudar ellos también al niño aunque ya lo habían intentado, se precedió a votar. Por un lado, se proponía la expulsión del niño trabajando como habían propuesto los docentes y por otro, un castigo sin expulsión y trabajar también. La mayoría fue para la expulsión por lo que el equipo directivo, estando de acuerdo, debía proceder a la expulsión del alumno.


    A la hora de tomar medidas, nos podremos ayudar del siguiente cuestionario que nos permitirá evaluar la situación con respecto al conflicto de los alumnos.






     A continuación analizaremos la conducta teniendo en cuenta lo establecido por el Decreto 39/2008, de 4 de abril, sobre convivencia en los centros docentes no universitarios, sobre derechos y deberes del alunado, padres, madres, tutores y tutoras, profesorado y personal de administración y servicios. 
Seguiremos el siguiente proceso: 
- El deber y derecho del alumnado que puede tener relación con el comportamiento que realiza. 
- Si se trata de una conducta que incumple alguna norma de convivencia. (en este caso es una conducta en contra de las normas de convivencia)
- Tipo de falta. (se trata de una falta grave)
- Decisiones y medidas a tomar. (se decide la expulsión con trabajos del niño)
 - Actividades a nivel de acción tutorial que se pueden plantear en el aula  para evitar conductas no adecuadas. (se deberían dar charlas sobre las consecuencias de la mala conducta para concienciar a los niños, así como ver vídeos)

A continuación se proponen dos actividades para la tutoría con respecto a la convivencia entre compañeros de clase o centro.

1. Describiendo un carácter.
1. Objetivos 
– Fomentar el conocimiento mutuo entre los alumnos. 
– Crear un clima de confianza y comunicación mutua en el grupo de la clase. 
2. Desarrollo de la actividad 
2.1. Se dice a los alumnos que en una cuartilla, de manera anónima, han de describir, 
sin que ningún compañero o compañera se entere, a un miembro de la clase. Tendrá 
que ser una descripción psíquica: sólo valdrán datos del carácter, gustos, cualidades... 
pero positivos. Debajo de la descripción, figurará el nombre de la persona descrita. 
2.2.  A continuación, se recogen todas las descripciones y se mezclan. 
2.3. Después el tutor será el encargado de leer la descripción en voz alta. 
2.4. Una vez leída, los alumnos o alumnas alzarán la mano si creen haber identificado a 
la persona descrita. Una vez descubierta, se pasa a otra. Se sobreentiende que el autor 
de la descripción no alzará la mano cuando se lea su descripción. 
– Como es el profesor o profesora el que lee, si hay algún dato inconveniente u 
ofensivo, conviene que lo omita. 
– Si la descripción es muy general, costará mucho que se adivine. 

Se puede aprovechar este dato para advertir del poco conocimiento mutuo que se da entre compañeros.

2. La importancia de los pequeños detalles.
1.- Objetivo Reconocer que los pequeños detalles hacen más agradable la vida de las personas y más fácil la convivencia.  
2. Desarrollo de la actividad  
2.1  Entrega y lectura del texto: La importancia de los pequeños detalles.   
2.2  Entrega del cuadro “Frase a meditar” y comunicarles que deben reflexionar personalmente sobre el sentido de las frases y calificar de 1 a 5 según la  importancia que la concedan.  
2.3  Comentar, en pequeños grupos, dos cosas: • Las ideas y sentimientos que les han sugerido las frases del cuadro “Frase a meditar”. 
• Hechos o experiencias personales (positivas o negativas) relacionadas con la importancia de los pequeños detalles. 
2.4. Puesta en común de toda la clase: 
• Leer y comentar el sentido de las frases reflexionadas por cada grupo.  
• Comentar los casos concretos de pequeños detalles aportados por los grupos.  
Optativamente, elaborar murales, por grupos, que inviten a los alumnos a vivir los pequeños detalles en la vida escolar.      


“La importancia de los pequeños detalles”: 
“En la vida de las personas pasan muchas cosas. Unas son fundamentales, otras 
insignificantes. Lo que llega a lo más hondo de nuestro ser, para bien o para mal, son 
los pequeños detalles: los buenos modales, el saber hablar, el acercarse a la gente en 
plan positivo... Los buenos modales hacen la vida más amable. Si no hay buenas 
maneras, todo es más estridente. La convivencia se forja con detalles como saludar, 
dar las gracias, pedir disculpas, preguntar y contestar con amabilidad, interesarse por 
los demás... Es preciso también saber hablar. Un lenguaje correcto favorece el 
entendimiento de las personas: hablar con respeto y elegancia, sin tacos ni palabras 
subidas de tono, evitando el insulto y el desprecio, sin reñir ni alzar la voz...Y acercarse 
a la gente en plan positivo: pensando bien de los demás, lejos de sospechas, 
suspicacias o desconfianzas, controlando los propios sentimientos y obsequiando a los 
otros con el propio optimismo, contagiando sencillez y bondad”. 

José Luis ZURBANO DÍAZ DE CERIO,  

La Solidaridad. Un tema transversal para la escuela   

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